Por mucho tiempo, las interpretaciones de las personas cuando se hablaba de robo se dirigían solamente a los asaltos, los hurtos o a la delincuencia común. Es cierto que de esto se trataba en el plano personal, pero al hablar desde el punto de vista institucional, los robos más comunes eran a joyerías, bancos o las cajas fuertes de las empresas. Todo eso ha cambiado.
Las empresas, sus inversiones, capitales y activos hoy están expandidas en gran parte del mundo, y hay diferentes ordenamientos jurídicos que los protegen. Todo eso genera que una empresa crezca y acumule más dinero, propiedades y activos en general.
Por lo tanto, se vuelven el objetivo preferido de timadores, estafadores o ladrones de cualquier tipo que hacen gala de sus artimañas para hacerse con gran parte de esas riquezas. Hoy en día, no se debe menospreciar el alcance fatídico del crimen organizado, por lo que es bueno tomar conciencia de dónde se encuentran los riesgos y tomar previsiones.
La digitalización de la delincuencia
Al hablar de empresas, ya no solo se habla de delitos como el secuestro, la extorsión o el robo a mano armada. Al digitalizarse las cuentas y el dinero, hoy en día buena parte de los delitos también se han digitalizado por completo. Eso ha tomado desprevenidos a muchos empresarios, que ven al hecho de tener dinero en las cuentas bancarias como sinónimo de prosperidad y no como un riesgo potencial de perder parte de sus activos.
Pero no solo dinero
Las empresas suelen ser blanco de estafas, pero el objetivo de los estafadores no es solamente sustraer dinero de las cuentas bancarias. Muchas veces las estafas tienen grados mayores de complejidad, al tratar de hacer ofertas engañosas para luego quedarse con parte de los activos de la empresa. Hay veces que incluso, las estafas parecen legales y ciertos involucrados no se dan cuenta hasta que el daño está hecho.
Entre las cosas que pueden ser propensas en marco de una estafa, se encuentran las propiedades. Por ejemplo: apartamentos, fábricas, negocios, o incluso, bienes muebles, como coches, camiones, mesas… Las estafas pueden ir desde que se vendan propiedades que son ficticias, hasta el robo de inmuebles basándose en artilugios jurídicos que pueden tardar tiempo en demostrarse.
Seguridad en todos los ámbitos
Tener una empresa es un hecho sumamente complejo. Por pequeña que sea la empresa, hay todo tipo de actividades que requiere y que necesitan de mucho esfuerzo. Ante eso, hay que definir con claridad todo lo que en la empresa sea propenso a robos y estafas en general. Incluso, si la compañía tiene el dinero suficiente, podría contratar a una empresa de seguridad que pueda asesorarlos y desarrollar dinámicas de protección, tanto para los empleados como para los activos de la compañía.