Las empresas tienen clientes, y al hacer compras o ventas, se recaban una serie de datos personales muy importantes. Estos se acumulan en bases de datos, que permiten facilitar el trabajo posterior de la compañía. Aparte, también existen bases de datos de los productos o servicios que se ofrecen, así como del inventario, entre otras cosas.
Aunque no sea algo en lo que se repare con frecuencia, todas estas bases de datos están propensas a ser robadas. Y no se trata de que alguna persona acceda a ellas y sustraiga algún dato, sino de actos mayores: hackeos y robos de información a gran escala.
¿Cómo funcionan estos crímenes?
El robo de bases de datos está motivado por muchos factores. Los delincuentes informáticos pueden obtener datos de clientes, por ejemplo, para posteriormente venderlos en la deep web a otros delincuentes interesados. En el caso del robo de información interna de la empresa, también pueden vender esos datos y usarlos para chantajear a la compañía o atacarla en sus flancos débiles.
Generalmente, el modus operandi de estos delitos consiste en hackear las bases de datos que se alojan en los servidores que usa una compañía. Es por eso que las bases de datos deben estar respaldadas y también, tener servicios de hospedaje seguros. Sin embargo, nunca se está exento de riesgos.
¿Qué hacer si hay robo de información?
Si ya se ha producido un crimen de este tipo, se puede proceder en varios pasos. Para empezar, es importante determinar qué tanta información se sustrajo y de qué áreas. De esta forma, se puede analizar la importancia del robo. A partir de ahí, puede denunciarse ante las autoridades que tomarán cartas en el asunto.